LA HISTORIA ESCRITA POR NUESTROS ANTEPASADOS
Los Nietos y Los Nietos viejos son dos pedanías próximas entre sí, ubicadas en la diputación de San Ginés, término municipal de Cartagena (Murcia), cuya historia y origen se escribe bajo el desarrollo de la actividad agrícola y pesquera.
Los Nietos viejos, originarios en su nacimiento, surgieron resultado del asentamiento de personal de la construcción, de algunos pescadores, y sobre todo de agricultores, mucho antes que “las cuatro barracas de cañizo” que se hicieron en la playa.
Siendo una zona donde existían y existen muchos pozos, la actividad agrícola de regadío caracterizan su imagen aérea donde se aprecian muchas balsas de riego destinado a las cosechas de algodón, pimiento, melón y otros cultivos, tradicionalmente.
Como decíamos, la playa de Los Nietos debió ser en sus inicios un puñado de casas o cabañas, propias de pescadores, y que poco a poco fue poblándose como consecuencia del fenómeno de la construcción, particularmente de los veraneantes venidos en su mayoría de Cartagena y alrededores en sus orígenes, y de otros puntos de la Región, como Murcia, extendiéndose con el paso del tiempo a otros rincones de España.
No entraremos en detalle en aspectos de su origen, desarrollo, su riqueza y el por qué llegó a ser considerado el mayor enclave turístico del litoral Marmenorense, pero sí conviene hacer un poco de memoria histórica en algunos de los componentes y personalidades que contribuyeron a ello.
Historia que empieza a tener repercusión en un periódico festivo de 1900, editado en la calle Mayor de La Unión con el nombre de “EL ECO DE LOS NIETOS”, si bien ya unos años antes (1891) quedó patente para el alcalde de Cartagena, el Señor Martínez de Galinsoga, donde muestra, como causa de una preocupación creciente de la corriente veraniega, la necesidad de dotar a la población de la costa, de las casetas de temporada veraniega.
La evolución de las pedanías desde la necesidad que conllevaba la explotación de las actividades arriba citadas, frente a la ausencia de electricidad ni agua potable, exigió en primer lugar la aparición de figuras como los aguadores (Ilustres como Leandro (Padre), Salvador Maravillas, Atanasio y sus hermanos traían desde la Cala del Pino y en barco, agua de un nacimiento que luego era transportada en recipientes para su reparto en carruaje). Posteriormente José Rebollo “El Pelele” abastecía a los habitantes de otro nacimiento ubicado en el Sabinar. Muchos otros ilustres contribuyeron a este oficio donde los aljibes se convirtieron en fuentes de abastecimiento hasta que posteriormente llegaran las cubas de agua suministradas por camiones desde La Unión. El primer gran aljibe se construyó en la esquina de la calle Vistabella con la calle Galán y en los Nietos Viejos, conocido es el aljibe de “El Bombo”.
La ausencia de electricidad en sus comienzos era sustituida en las casas por quinqués, el carburo, y los petromax. En las calles habían instalados unos faroles antiguos que ni siquiera se mantenían (Información de 1924). La primera luz eléctrica llegó a Los Nietos gracias a un motor que regaló D. Miguel Celdrán para alumbrar el Club Náutico y su casa en 1953. Después fueron los cines que se construyeron en Los Nietos con la inclusión de grupos electrógenos. Fueron tres: El cine Barceló, El cine Bahía y el Cine moderno que sustituyó al primero. La electricidad de las viviendas data de 1956.
Volviendo a los primeros oficios. De la labor pesquera surgió la venta ambulante y la subasta del pescado en lo que aún hoy día conocemos como la pescadería. Exactamente en un almacén que había para el yeso. Destacar las figuras de D. Blas Ros García (Pescadería) o pescadores como Ginés Quintín, Julián García Galindo, “El Machicha” o Deogracias Alcaraz Mateo.
Como anécdota llegó a existir un proyecto de Lonja de subasta para el pescado, pero que nunca llego a materializarse.
En Los Nietos Viejos una señora conocida como la Tía Teresa, “La lechera”, fue la primera vendedora ambulante. El primer cartero oficial que tuvo Los Nietos fue un tal Bernardo y su yerno, José “El cartero” gratamente recordado por muchos vecinos.
La figura del sereno comenzó a desarrollarse por Perico “El Cachumeno”, siguiendo la labor el citado Bernardo, en 1960, y posteriormente Bartolomé Paredes y Paco Méndez.
Sobre la antigüedad del resto de los comercios de Los Nietos cabe hacer mención al estanco de Montoro, el más antiguo de todos regentado por José Montoro Martínez, la tienda de Cristóbal Pérez, donde lo primero que hubo fue cereales. En los Nietos Viejos las tiendas de Manuel Alcaraz “El Nayo”, la de Ascensión y la de Clemente “El Rojo”.
En los años 30 se instaló la primera carnicería, de José María Albaladejo Sánchez y la de carnicería de Encarna “La Fraila” (1960), el celador Diego López Visiedo, las panaderías de Pallarés, Los Benzales, Juan “El gitano”, Paco “El Sereno”, Joaquin Lacarcel, panadería que actualmente se conoce como “Isabel”, pero la primera según se constata es de un tal Diego Sanmartín, conocido como “El Cuco”. Los primeros bares, además de la Pescadería, fueron el Bar-restaurante “El tropezón”, otro de María la del Kiosco y otro de Pedro López Fernández.
(Foto carnicería)
Tras la guerra, muchos de estos negocios desaparecieron y pese a ello, algunos aún hoy día siguen abiertos por herederos.
No nos podemos olvidar de otros lugares de ocio, como el Casino y el Club Náutico, los balnearios, así como dos elementos que también jugaron un papel importante en la historia como fueron La finca de Lo Poyo y la Isla del Barón.
La finca de Lo Poyo. Una de los principales motivos que nos llevan a mencionar este sitio se debió a la gran labor social que desempeñó, dando trabajo a muchos vecinos cuando esta finca estaba en explotación. Mas de 200 trabajadores de la zona y de otros pueblos colindantes participaban en las cosechas de Algodón, base principal de la industria textil que tenía en Cataluña D. Antonio Armengol Viladomans, pero este tipo de cosecha no llegó a calar del todo dada la salinidad de sus terrenos. Posteriormente el negocio se centró en la cría de ganado caballar, útil para el trabajo agrícola.
Cuando cesó esa actividad, la finca se dedicó a uso residencial para gente desfavorecida que venía a pasar los meses de verano, bajo la protección del párroco de la iglesia de San Diego de Cartagena.
Destacable también el interés mostrado desde siempre por la familia en la defensa del Mar Menor, del que sacaban continuamente muestras para saber el nivel de calidad de sus aguas con motivo del arrastre de minerales de las diferentes ramblas.
Como anécdota, unos de los campos de fútbol que llegó a disponer el pueblo se encontraba dentro de la finca, y contaba con un equipo de fútbol llamado C.D. Lo Poyo. Como no para todos conocido el campo rojo y otro campo llamado el campo de “Las Salinas” por lo impracticable que resultaba en ocasiones con motivo de esas aguas de arrastre. Este último también frente a la finca.